Villa de San Francisco, Franciso Morazán, Honduras

martes, 1 de marzo de 2011

LA COMISIÓN DE LA VERDAD

A un amigo que forma parte de la “Comisión de la Verdad” le envié un correo en el que le decía: Si hoy te honran con una “Investidura” que te da autoridad para escudriñar, valorar y juzgar los pecados de otros; sé cauto y pide a Dios te dé Sabiduría, pues puede acontecer que después te acometa una “embestidura” y te deshonren los mismos que te invistieron de esa autoridad y poder.
Mi propósito no es atemorizarlo en su tarea de encontrar la verdad de lo sucedido antes, durante y después de la “sustitución” de José Manuel Zelaya Rosales. Mi intención debe de entenderse a contrario sensu; es decir, utilizar en toda su amplitud la palabra “Conocer” que en este caso, es de Conocer la verdad. Lo que se lograría solamente si los llamados para este fin actúan con honradez, diligencia, recto criterio, conocimiento y dignidad. Ante la amplitud de principios y exigencias en la rectitud de criterios, presumo que será una ardua tarea encontrar la verdad de lo acontecido, pues los hondureños sabemos, que algunos sectores de nuestra Sociedad, los menos por cierto, se afanan en hacer creer a nuestra juventud y a las masas incultas y mal informadas, que cadáveres ideológicos, insepultos y podridos, son la panacea que los llevará al paraíso que los apartará de este mundo injusto e imperfecto, y precisamente por su desconocimiento de la reciente historia, creen que el discurso gastado que escuchan de cualquier acémila atorrante, es algo novedoso que conduce a la justicia social que anhelan. Más no saben, que las acciones a que los inducen estos ideólogos de cafetería, es al desorden, la anarquía y el caos en los que ellos serán las primeras víctimas, tal y como de manera ínfima y como terrible advertencia, acabamos de vivir los hondureños. No pretendiendo justificar tampoco la injusticia, la explotación y el abandono en que se encuentra sumida la gran mayoría de nuestro pueblo, atrapado en una inmisericorde miseria; presa del hambre, las enfermedades y la ignorancia.
Producto de la falta de moral, honradez y principios de quienes nos han gobernado por el ingenuo designio del pueblo que con falsas promesas y actitudes de gran macho rural, con caballo, sombrero, botas vaqueras y guitarra, encienden las pasiones pueblerinas de película mexicana que los conduce como ganado a darles el voto.
Así mismo no creemos que sea sano someternos a las directrices de los aprendices de oligarcas, pues todos son producto de una misma idea: Tomar para sí lo más que se pueda a costa del sacrificio, el hambre y la miseria del pueblo incluyendo a aquellos que otrora se ubicaban en la izquierda más radical y ahora, habiendo logrado situarse donde siempre quisieron estar: en las esferas del poder, son los más deshonestos, viles y crueles explotadores de los que en otros tiempos juraron defender.
La verdad de lo sucedido se inicia cuando empezaron a fluir ríos de petro y narco dólares, planeando los políticos llevar al poder a un hombre al que se le crearía una imagen de cacique rural y pueblerino, con las características de un “Juan Charrasqueado”, acorde con la lamentable idea que en el campo y las humildes barriadas se tiene de “El Líder.” Y lo lograron, los políticos corruptos, la mini oligarquía, los militares y hasta algunos “religiosos”, con una característica común: La deshonestidad, pues todos sabían de la incapacidad de que adolecía el sujeto a elegir, en todos los aspectos inherentes a un gobernante. Pero se equivocaron, pues todos pensaron que el sujeto a elegir lo manipularían a su antojo y tendrían los hilos de la marioneta para continuar disfrutando de la repartición de los narco petrodólares. Pero desgraciadamente, esos hilos de la marioneta les fueron arrebatados por una mano que desde muy lejos se extendía y que a través de un sibilino consejo que una mujer, mental y espiritualmente enferma por resentimientos atávicos, le susurraba al oído a la flamante marioneta. Esto, no agradó a los que disfrutaban de ese manipuleo del poder y se dio el enfrentamiento, que como todos sabemos llevó a la ensoberbecida marioneta a tomar decisiones con las que pretendió ubicarse por encima de la Ley. Situación que dio la excusa ideal a sus creadores, que después desgarraron hipócritamente sus vestiduras, como protectores de la Ley, para apartarlo del poder.
Se dice todo esto porque este es el hilo de la verdad que la “Comisión” debería haber seguido, pues como expresó a los Fariseos el Divino Maestro de Galilea: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” (Juan. 8-32-.).