Villa de San Francisco, Franciso Morazán, Honduras

martes, 24 de diciembre de 2019

LEGADO


A mi abuelo,  quien siempre me acompaña; no se donde pero me gusta creer que estás en el cielo y que desde tu morada me sigues cuidando y guiando. Te extraño, te extraño tanto, y más en estas fechas que se supone son alegres y de fiesta. Mi alegría no es la misma desde que no estás y me cuesta aceptar que ahora vives en mis recuerdos (agradezco tener buena imaginación), te escucho, veo y siento. 

Te recuerdo mas en esta época porque tengo tan presente tu bailar y tu risa. 
Con lo mucho que te gusta la musica que estoy escuchando, (propia de la temporada navideña), con lo mucho que te gustaba cocinar y ahora me toca solo, solo porque no estás y nada es igual, ya no estamos en la cocina para hacerlo juntos, ya no estas para tomarnos un vinito y comernos TODO el queso, y reirnos de viejas historias (tuyas o mías) ya no estás para escuchar tus historias que SON mucho mas locas y divertidas que las que yo pudiera contar. Entre risas también lloro porque te extraño muchisimo. No te puedo abrazar, y cómo quisiera poder hacerlo. Hoy he sentido tu ausencia como nunca antes y siendo sincero, jamás pensé sentirme así, no se si es porque intentar estar bien todo el tiempo cansa y me quede sin energía para seguirlo haciendo (por lo menos hoy).
 Mi círculo cerraba contigo y no hay quien lo complete, pero no es motivo de tristeza. Te agradezco por todas las enseñanzas y por procurar mi bienestar.

Y aja? si, escuchar cuando me decias “hola hijito” 
es de las cosas que más extraño pero que revivo cada vez que puedo.
Don Javier Ronald, nos vemos en algún momento, mientras tanto: FELIZ NAVIDAD! Un abrazo y un beso, nos vemos por el mundo que "O Tempo Nāo Pára"
 Te extraño JAROVEMA


domingo, 27 de octubre de 2019

UN MAL CONSEJO LEGAL

DIOSA TEMIS


En lo referente a lo que comúnmente se dice sobre el “Saneamiento” en la compraventa de bienes inmuebles o raíces, a menudo escuchamos decir a legos y aún a muchos “Letrados” en docto consejo: “No se preocupe usted, que el que le vendió (o le va a vender) ese terreno, está obligado al saneamiento. Esta afirmación es una verdad a medias, pues sanear una venta no es tan sencillo como se dice: ¿Por qué? Pues porque esta obligación del vendedor está sujeta al previo cumplimiento de ciertos requisitos legales que lo hagan obligatorio. Veamos: En un  principio debemos de analizar que dice la Ley al respecto: Nuestro Código Civil se refiere y regula “El Saneamiento para el caso de Evicción”. Como cualquiera puede entender, aquí concurre una condición previa para sanear una compraventa, y es, que exista previamente “La Evicción”.
Nos preguntamos entonces: ¿Qué es la Evicción?: La Evicción es la privación judicial total o parcial del derecho de dominio o posesión que sufre el adquirente o comprador de un bien inmueble por razón de “UNA SENTENCIA JUDICIAL”. En otras palabras, es necesario, que de un juicio reivindicatorio controvertido, surja esa sentencia que prive al comprador del bien inmueble adquirido, al ser vencido en juicio y desposeído judicialmente del inmueble que compró. Pues el Tribunal determinó que existían “Vicios Ocultos” o vicios de derecho en el contrato de compraventa que lo hacían nulo, ya que existían defectos legales que no se manifestaron y que afectaban al inmueble vendido ya sea en el derecho de dominio del vendedor o en su posesión, uso y goce, o cualquier otro vicio que de haberlos sabido el adquirente, jamás hubiera comprado. A estos vicios se les denomina legalmente como “Vicios Redhibitorios”, o sea que dan lugar a la nulidad de los contratos de compraventa. Mientras esto no suceda, el comprador no tendrá derecho a exigir a quien le vendió, el Saneamiento. Esta “Litis” tampoco es simple. Y aunque el nuevo Código Procesal Civil pueda señalar variantes en el procedimiento, la existencia de la resolución judicial para exigir el saneamiento es aún vigente en el Código Civil. 
Me he atrevido a escribir sobre este tema legal  debido a la gran inseguridad jurídica e impunidad que existe en nuestro país en lo relativo a la adquisición de bienes inmuebles y especialmente a predios sin construir, pues es muy común que usted adquiera legalmente un terreno y que no existan vicios legales en el contrato de compraventa, ni en el dominio ni posesión por parte del vendedor. Sin embargo, y es muy frecuente que suceda, que inmediatamente a que usted toma la posesión de su predio, es despojado de ella por medio de usurpaciones violentas de grupos de delincuentes dedicados a estos actos delictivos. O es desposeído de su predio violentamente por personas pagadas y mandadas por los ya muy conocidas familias de terratenientes que se dicen ser dueños de casi todas las tierras en Honduras y sobre las cuales jamás se les terminan sus derechos y su cabida física. Consecuentemente, en la mayoría de estos casos, usted acude a un abogado o a solicitar consejo a supuestas personas conocedoras de las leyes y estos casi siempre le dicen que el que le vendió tiene la obligación de sanearle la venta del terreno, lo cual, según se explicó anteriormente no es tan simple como estos le dicen y por lo cual yo sugiero a quien pretenda comprar un terreno, que previamente investigue en el Registro de la Propiedad sobre el asiento registral del inmueble, corroborando que no pese sobre él ningún gravamen, su ubicación real, su clave catastral y en especial, usted debe de estar seguro de que el predio a comprar no tenga ninguna disputa de hecho o de derecho. Y si usted ha comprobado estos extremos y aún alguien pretende despojarlo de lo suyo, defiéndalo repeliendo cualquier intento de usurpación o protegiéndolo con vigilancia o con su ocupación inmediata por su parte. Pues como ya dijimos no crea que es tan simple pedirle o exigirle el saneamiento de una venta al que le vendió legalmente un predio del que usted tomó posesión.
Quien le dé este consejo o le afirme lo contrario, lo está engañando.

viernes, 12 de abril de 2019

AMORALIDAD = CRIMINALIDAD

Día a día vemos horrorizados las matanzas que los medios, abundando en grotescos detalles, nos presentan. Escuchamos opiniones diversas de la gente sobre la manera de cómo el gobierno debe de ponerle fin a esta calamidad que nos agobia. Sin embargo, nadie parece estar dispuesto a entender ni a ayudar verdaderamente a la solución de este problema, poniendo un granito de arena para solucionarlo, pues si bien es cierto de que quienes cometen estos abominables crímenes merecen castigos ejemplares, también es cierto de que eso es nada más curar la enfermedad en el enfermo y no erradicar su fuente de contagio.
Sabemos que existen jerarquías en la criminalidad, desde el gran capo que ordena asesinar a sus competidores, como el que mata por robarse un aparato electrónico, y el sicario que mata por una paga. Es obvio que ninguno de ellos tiene ningún remordimiento, pues estos individuos no tienen alma, no tienen conciencia, no tienen moral. Aflora pues la amoralidad, que es la carencia de moral. Y así, a menudo escuchamos a los políticos, a los religiosos y hasta la persona común decir que: “hemos perdido nuestros valores morales”. Hay mucha verdad en esta puntual afirmación. Esta entonces parecería ser una respuesta a la pregunta del por qué la autoridad no puede controlar la gigantesca ola de criminalidad. Simplemente porque lo moral no concierne al orden jurídico sino al ámbito de la conciencia personal. Consecuentemente llegamos a la conclusión de que la represión del delito o del delincuente no eliminará la delincuencia. Tal vez, mínimamente la disminuirá. ¿Qué entonces ayudará? Obviamente, según esta reflexión, una solución relativa sería, entre otras, MORALIZAR a nuestra gente. ¿Cómo? Esta, si es la pregunta del millón, como popularmente se dice, pues hay que discernir por dónde empezar a moralizar ya que muchos piensan que hay que comenzar por MORALIZAR a los que tiene la potestad de ordenar la realización de esta lenta y monumental tarea, para que después de adquirida esta conciencia moral y social seguir con la moralización del pueblo.
Este pensar puede verse muy utópico, a muy largo plazo y hasta ridículo, pero es una solución real, pues la gente ya no cree en nada ni en nadie. Han perdido la fe, la esperanza de algo mejor. Han perdido el amor al prójimo, sus ilusiones y hasta el respeto a la vida, pues se ven engañados, explotados, marginados, abandonados y… tantos más…ados. Sin embargo, los que en realidad queremos el bien común, el respeto a la vida y la armonía entre hermanos, aún abrigamos la fe de que en el hombre, por muy malvado que sea, tiene en su interior un poco de amor hacia los demás o hacia alguien. Por eso, debemos de intentar buscar una solución al problema en su raíz, en su origen.
Muchos dirán que la solución es simple, pues la moralización viene con la educación complementada con una justicia social. Cierto, estas acciones pueden ser una solución, pero si nos preguntamos: ¿Quién va a educar al pueblo? ¿Los maestros? Esta sí es una buena pregunta y de la cual ya sabemos la respuesta, pues como dije antes deberíamos de empezar a moralizar, a educar y a disciplinar a los mal llamados maestros ya que estos lastimosamente son parte del foco de infección de tanto irrespeto, ingobernabilidad, violencia y odio hacia los demás y a los que hay que educar enseñándoles valores como el respeto al prójimo, a los bienes ajenos y a la sociedad, honradez, amor al trabajo y a la patria. ¿Qué nos queda entonces? Agregando a lo antes dicho, hacer realidad el slogan de mi partido: “JUSTICIA SOCIAL CON LIBERTAD Y DEMOCRACIA”. Señor Presidente, Usted tiene la última palabra.